Desde muchas partes del mundo se conoce a Argentina como un país con una gran cultura de vinos. Esto se debe a que lleva siglos construyéndose, desde su origen en 1562. En aquella fecha se fundaron ciudades como San Juan y Mendoza, donde se establecieron las viñas que provenían desde Chile, para luego distribuirse por toda la nación.
Estos dos fueron los primeros puntos estratégicos del vino, pero todo fue moviéndose hacia las actuales zonas vitivinícolas de Argentina, que serían Río Negro en la Región Patagónica Andina, subiendo completamente hasta el norte de Cafayate, en Salta. La cordillera andina y los valles del oeste también son sectores determinantes para su producción.
¿De dónde surge el vino argentino en la actualidad?
Se dice que la región de Cuyo es la mejor zona para el cultivo de la vid en el país, porque la calidad del suelo es muy superior, con características rocosas y arenosas. Junto a esta, le sigue San Rafael como una de las partes más aptas para estas prácticas.
Es cierto que hay muchas cepas siendo trabajadas en Argentina, pero las más destacadas entre los tintos son Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Bonarda. En cuanto a los blancos, tenemos Sauvignon Blanc, Riesling, Chardonnay y por supuesto, el Torrontés.
Entre los sectores específicos para la producción destacan las poblaciones del Valle del Tulúm, es decir, Albardón, Sarmiento, Caucete, entre otros. Estos son los principales productores, aunque también son muy influyentes los valles de Ullum y Zonda, seguidos en menor cantidad por el Valle de Calingasta.
¿Cuáles son las regiones vitícolas en Argentina?
Se puede distinguir tres regiones bien diferenciadas por sus características ecológicas definidas y la diversidad de sus suelos: la Noroeste, la Centro Oeste y la Sur.
Empecemos con la más notoria, que es donde se encuentran las dos subregiones donde se originó esta cultura: San Juan y Mendoza.
Estamos hablando de la región Centro Oeste y representa más del 90% de los viñedos de alta producción en el país. De hecho, Mendoza es apodada como la “Tierra del buen sol y del buen vino” gracias a su importancia como centro vitivinícola en el país. Sus extensos ríos proveen el agua para el buen riego de sus cultivos y sus suelos son altamente fértiles.
Hablando un poco más sobre San Juan, Nos encontramos con un clima estable, cálido y con pocas lluvias. Vientos suaves, poco granizo, primaveras agradables y épocas de floración favorables para la buena producción en los viñedos.
Nos vamos a otra región, esta vez la más grande en términos geográficos, que sería la Noroeste. Aquí nos encontramos con las provincias de La Rioja, Catamarca y Salta, donde se ubican un 5.5% de los viñedos importantes en Argentina.
Finalmente, la región Sur, la más austral de todas. Nos encontramos con Río Negro, Neuquén y La Pampa, con días templados, luminosos y noches frescas. El clima más frío de todos se ve en el Alto Valle de Río Negro, donde está la mayor superficie vitícola de esta parte del país.
¿Cuál es el alcance del vino argentine?
Estamos hablando de un país con una remarcable tradición tanto de producción, como de consumo de vinos. Cuenta con una enorme cantidad de tierras dedicadas a los viñedos, superando las 200 mil hectáreas cultivadas. Esto se traduce en un 2,7% de la superficie a nivel mundial de viñedos.
Hace un par de décadas hubo una reducción bastante notoria en cuanto a esta superficie y la totalidad de sus terrenos. Se estima que ante esto, fue afectado un 36% de las tierras existentes dedicadas a viñedos en ese entonces. La razón para esto fue deshacerse de todos los lugares abandonados o que estuvieran produciendo a baja calidad, a partir de aquí, iniciaron tiempos de mejora para la producción general.
A finales de los años 90, Argentina se ubica entre los primeros productores de uvas en el mundo. Al mismo tiempo, el país se convierte oficialmente en referente dentro la escena de elaboración de vinos, para ser únicamente superado en aquel entonces por Francia, España, Italia y Estados Unidos.
El escenario de globalización ha llevado a muchas bodegas y productores a llevar sus vinos hacia otros países, afectando positivamente diferentes mercados, como por supuesto, el argentino.